04 julio 2016

"La Sabana" (o La Pradera) de Ray Bradbury - ¿Quién educa a los hijos?"



En 1951, mucho antes de que hubiera Tablets, celulares, netflix, sistemas de tv de paga con 500 canales, internet, Nintendo, Xbox y todas estas cosas que nos entretienen hoy en día Ray Bradbury escribió el cuento “La Pradera” (o La Sabana).


Este cuento habla de una familia que se muda a vivir a una casa completamente automática misma que funciona respondiendo a tus impulsos neuronales de sus habitantes. Cocina, limpia y provee. Los niños se pasan el día entero en el cuarto de juegos que tiene la peculiaridad de hacer que su imaginación cobre vida y se proyecte en las paredes 3D. Si ellos piensan en Alicia en el país de las maravillas,un conejo blanco aparece en las paredes. Si piensan en piratas, el aire sopla y la habitación se llena de olor a mar.


Sin embargo los niños ya no se divierten igual cuando están fuera de la habitación. No soportan la idea de no estar en ella, o de que sus padres les prohíban entrar en la habitación si no hacen su tarea. Así que llaman a un psicólogo y el comenta: “[…] Dejaste que esta casa los reemplazara a ti y a tu mujer en el afecto de sus hijos. Esta habitación es su madre y su padre, y es mucho más importante en sus vidas que sus padres auténticos. Y ahora vas y la quieres cerrar. No me extraña que aquí haya odio. Se nota que brota del cielo. Se nota en ese sol. George, tienes que cambiar de vida. Lo mismo que otros muchos, la has construido en torno a las comodidades […]”


No dejemos que la tablet y los celulares reemplacen el salir a pasear al perro. No dejemos que la consola de juegos nos distraiga de jugar a que un colchón en el piso es un barco y que vivamos mil aventuras en el. No dejemos que cada quien vea un programa distinto en distintas habitaciones al mismo tiempo, cuando podríamos estar compartiendo un mismo programa y que los padres sepamos que están viendo nuestros hijos y poder platicar con ellos. No dejemos que se acabe el cuento de la noche por estar metidos en un juego.


No dejemos que la comodidad nos reemplace.