05 octubre 2012

Wicked: Memorias de una Bruja Mala



Título en español: Wicked: Memorias de una Bruja Mala (traducción en español)
Autor: Gregory Maguire (Albany, NY. Estados Unidos – 1954 )
Editorial: Harper Collins (Original en ingles): Planeta (en español)
Primera Edición: 1995 (original en ingles); 2007 (en español)

Hace unos años… después de tres horas de espera debido a un retraso en la conexión entre vuelos, entré en pánico al ver que mi libro se acababa. Por suerte siempre hay donde comprar libros en los aeropuertos.

Entré en la librería en busca de algo nuevo, de algo que no tuviera la facilidad de encontrar en México. Así que me llamó mucho la atención un libro que mostraba en la portada una bruja y un título inusual “Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West” (Malvada: La vida y tiempos de la Malvada Bruja del Oeste). Definitivamente algo nuevo que probar.

Y me llevé una muy grata sorpresa con lo que encontré en su interior. La protagonista principal, desde luego, es la Bruja Mala del Oeste, de la muy conocida obra “El Mago de Oz”. Nada más que aquí el autor nos da un punto de vista completamente diferente sobre ella. Y es que en realidad sólo conocemos un punto de vista, que es el de Dorothy, quien llega a un extraño y desconocido mundo. El Mago de Oz (que por cierto es todo un charlatán), promete ayudarla a volver a casa, siempre y cuando se deshaga de su enemiga: la Bruja Mala del Oeste.

Pero ¿Cómo nace una bruja? ¿Qué la lleva a ser mala? ¿En sí, qué es ser mala? ¿Mala para quién? ¿Para el Mago de Oz?

La trama comienza con el nacimiento de la bruja, a quien Maguire bautiza como Elpheba, usando las iniciales de Lyman Frank Baum, que es el autor del Mago de Oz. De piel verde y desde luego distinta a las demás personas, la bruja siempre fue criticada y marginada. Pero era muy inteligente y consigue ir a la universidad, donde es expuesta a todo tipo de pensamientos que a la larga la convertirá en una aguerrida activista.

Conforme te adentras en la lectura descubres que hay Animales (así con mayúscula) y animales (con minúscula). Los primeros pueden hablar y pensar como los humanos, los segundos, son solo eso, animales. Los Animales conviven con los humanos y tienen los mismos derechos que ellos, hasta que entra en escena un personaje que llega en globo de un país distante, y que usando artimañas de todo tipo, se convierte en dictador supremo de Oz y a quien a decir de la gente es un mago.

El Mago de Oz veta a los Animales y les quita el derecho de vivir como humanos, les prohíbe incluso usar ropa, asistir a la universidad, o vivir en las ciudades. Cosa que indigna a Elpheba y comienza una resistencia contra el Mago.

Ella se enamora, tiene un hijo, se vuelve uraña tras su derrota y busca alejarse de todos. Es casi al final del libro cuando una casa cae del cielo aplastando a Nassarose, hermana de Elpheba. La niña que emerge de ella toma las zapatillas rojas de la difunta bruja y va en busca del Mago de Oz. El desenlace ya es conocido, Dorothy mata a la Bruja Mala del Oeste, aunque por error, pues ella solo intentaba ayudarla echándole agua, pues le vestido de Elphi comenzaba a incendiarse.

Este complot político representa a manera de fábula muchas de las cosas que pasan en nuestro mundo, sobre las discriminaciones y sobre las dictaduras, sobre la marginación social y sobre todo nos hace reflexionar sobre los matices y puntos de vista.

Gregory Maguire ha escrito otros libros que siguen, más o menos, la misma tónica: tomar como base algún cuento o historia ya conocida y partir de ahí para escribir una novela. Un ejemplo es “Confessions of an Ugly Stepsister” (Confesiones de una hermanastra fea), en donde se dice que la Cenicienta no era tan dulce como aparece en los cuentos. O bien “Mirror, mirror” (Espejito, espejito) que cuenta que en el siglo XVI, en la Toscana italiana había una mujer llamada Bianca Nevada y la malvada reina Lucrecia le tenía envidia.

Wicked dio un salto de la literatura al teatro cuando decidieron hacer un musical de esta historia, misma que comenzó fuera de Broadway, incluso fuera de Nueva York, pero que ahora se encuentra en todo su apogeo con llenos casi totales en sus presentaciones. La música ha comenzado a venderse, tal como lo hacen las grandes obras como Los Miserables y el Fantasma de lo Opera.

Al final el libro se convirtió en saga, pues ya hay otros dos libros que le continúan: “Son of a Witch” (Hijo de Bruja) y “A lion among men” (Un león entre hombres), de las cuales hasta el momento no han hecho traducciones al español. Y en otra publicación de cuentos el autor hizo la historia de “Scarecrow” (Espantapájaros) en donde cuenta del nacimiento del espantapájaros que ayudó a Dorothy durante su aventura en Oz.

Definitivamente hay que recomendar este libro a todas aquellas personas que estén dispuestas a dejar de lado los thrillers típicos, donde sólo hay intrigas y alguien a quien se persigue. Aquél que quiera leerlo en inglés, deberá  tener un buen vocabulario y estar dispuesto a consultar el diccionario constantemente, ya que la prosa es muy buena, pero elevada. Sin embargo la versión en español ha conservado la esencia de la narrativa y no defraudará a nadie

Luna llena en las rocas


Título: Luna llena en las rocas
Autor: Xavier Velasco (México D.F.,  1964 -)
Editorial: Cal y Arena (Versión original), Alfaguara (Versión recargada)
País: México
Fecha de la primera edición: 2000 (versión original), 2005 (versión recargada)


Me sucedió a finales del 2004. Alguien en la radio hablaba de Xavier Velasco y mi mujer lo escuchó. Hablaban en sí de su novela “Diablo Guardián” que había sido un éxito tras haber ganado el premio Alfaguara 2003. Desde luego tan buena crítica hacía que fuera un regalo de Navidad digno de lectores ávidos de novedad y que no le hacen el fuchi más que a alguna novela rosa. Fue así como este autor me dejó una marca en los ojos y en la memoria.

Un par de años después, sin previo aviso o motivo, mi esposa llegó con otro regalito. “Ya sacó otro… a ver como está”. En la portada de “Luna Llena en las Rocas” una mujer de pelo verde y strapless rosa me coqueteaba invitándome a una noche en la ciudad. A la hora de abrir el libro, en la segunda página se muestra el título completo de la obra: “Luna Llena en las Rocas;  Crónicas de antronautas y licántropos”. Y entonces no pude más que exclamar “Este güey si está loco”. Lo que confirmé en las siguientes doscientas noventa páginas.

Cada relato incluido en este libro trata de alguna fiesta, de algún antro o de alguna salida noctámbula. Cada crónica tiene su reflexión. Cada cuento es todo un compendio de sarcasmo y humor ácido. Y en sí todo el escrito podría usarse como un legado de frases célebres.

Xavier Velasco no dejó piedra sin voltear a lo largo de muchos años de vivir la noche, y nos cuenta de burdeles de Acapulco y de Aguascalientes, dónde nos ilustra: “Contra lo que nos enseñaron en el último retiro espiritual, la carne no es débil. Por el contrario, es poderosísima”. Y en contraste, pasa revista al típico bar donde los oficinistas van a perder parte de la quincena y a relajar el alma. De un relato al otro puede haber saltos tan fabulosos, como cuando cuenta que terminó en un local en el centro de la ciudad de México donde hay actos sexuales en vivo, y después nos dice “Todo adulto es un niño descompuesto”  al inicio de un relato en el que a través de las noches de jueves del Papalote museo del niño podemos recuperar una niñez casi perdida.

Estas crónicas me llenaron de curiosidad y comencé a seguir un poco más de cerca al autor, a entrar en su blog y su página web para descubrir e intentar descifrar un poquito a este autoproclamado hombre lobo.

Lo primero que descubrí es que “Luna llena en las rocas” nació en el año 2000 con pocas copias vendidas. Luego tras el éxito rotundo de “Diablo Guardián”, Alfaguara saca una nueva versión del mismo libro, pero ahora con más relatos y correcciones del mismo autor.
El tocayo Velasco comienza a escribir desde los nueve años porque era su fuga de las clases. La otra cosa que lo apasiona son las bandas de Rock, y se convierte en narrador de algunas, escribiendo así en algún momento “Una banda nombrada Caifanes” y “Los hijos de Ziggy Stardust”. Su trabajo más extenso ha sido como columnista. Escribió para el diario unomasuno  en su columna “Sábado”. Ha publicado casi en cualquier periódico, y ha comentado casi de cualquier cosa, pero siempre con un sesgo a la vida de la noche y a la música. Es más, tan intenso y prolifero es que llego a escribir una columna llamada “Música para hacer el amor” bajo el pseudónimo de Virgina Wet.

Hay dos perrazos que comparten su vida y vivienda. Estos dos gigantes de los pirineos (esa es la raza) salen en muchas de las fotografías que pretenden dar a conocer la fisonomía del autor, y es fácil adivinar que no hay en su vida un amor más fiel que el que se profesan los tres.

Sarcástico, ácido, urbano, intenso. ¿Cuántos adjetivos más podríamos dale a su forma de escribir, y probablemente de ser?

La recomendación del libro la hago para aquellos que crean en el sarcasmo como expresión y modo de vida.  Pero con advertencias importantes. Para algunas personas resultará cansado leer este libro de corrido. Creo pues que vale la pena tomarlo en dosis pequeñas. Quizá un relato por semana, solo por el gusto de afilar la lengua y saber que hay alguien más cínico que uno mismo.

También vale la pena complementar el libro con otro material, que no está incluido entre las páginas ya citadas: en la página de internet www.fullmoontonic.com hay una sección para “Luna llena en las rocas” y aun más adentro hay una que se llama v.s.o.p. Hay que leer el relato donde Arturo Pérez-Reverte es tomado de la mano y llevado a caminar las calles del centro de la ciudad de México junto con este antronauta. Al final, todo es literatura.

Otro material que verdaderamente vale la pena, es una entrevista  que le  hicieron en el periódico Excelsior, el 25 de Marzo de 2009. Las diez preguntas de la entrevista fueron elegidas de entre más de trescientas que enviaron sus fans a manera de concurso.

“¿Cuantas horas tiene la noche? Para los veladores nunca más de doce, Mas a los rojos ojos del noctámbulo extremo, la noche tiene por lo menos diecisiete horas corridas…”

VALFIERNO

Título: Valfierno
Autor: Martín Caparrós (Buenos Aires, Argentína, 1957)
Editorial: Planeta
País: Argentina
Fecha de la primera edición: 2004


Si pudieras robar el cuadro más famoso del mundo, ¿qué harías con él? ¿Dónde lo pondrías? ¿A quién se lo dirías?

Desde luego estamos hablando de la Monalisa o Gioconda de Leonardo DaVinci, que se está exhibido en el Louvre detrás de un vidrio grueso y opaco. La gente que lo va a ver no puede sacar fotografías con flash, pero como siempre hay alguien que falta a las reglas, han colocado sensores que,en cuanto se sienten dos o tres flashes, la luz que revela el cuadro se apaga por unos segundos causando que el resto de la gente se moleste y tengan que esperar a que se encienda nuevamente la luz para poder admirarla.

Pero esto no siempre fue así. A principios del siglo XX la famosa pintura no se encontraba detrás de un vidrio grueso, el Louvre no tenía las pirámides de cristal, las alarmas no eran tan sofisticadas, no había sensores de movimientos y nadie esperaba que realmente se la robaran.

En 1911 un ex-ebanista del Louvre, Vicenzo Perugia, de nacionalidad italiana robó la Monalisa, a decir suyo, porque sentía indignación que este tesoro italiano se encintrara en manos de los franceses. Tras pasar más de dos años debajo de su colchón hizo un intento por regresarla a Italia, donde fue capturado y encarcelado. Salió al poco tiempo debido a la presión del populacho, quien lo aclamaba como un héroe nacional. Nunca hizo nada más en su vida. Puso un pequeño negocio de materiales de construcción y ahí se quedó, aburrido como ostra y contando a todo aquel que se dejara la historia de cómo la había robado.

Sin embargo el sólo fue el autor material del robo. El autor intelectual fue un estafador que se hacía llamar el Marqués Eduardo de Valfierno.

El libro trata de la posible vida de este personaje, quien a ciencia cierta no se sabe quien es. El autor, Martín Caparrós,  toma como narrador al periodista Charles Becker quien un buen día recibe en la habitación de un hotel la vista de Valfierno. Este le pide que escriba la verdadera historia de cómo fue robada la Monalisa, y no solo eso, sino el porqué del robo, ya que no se trataba de ningún acto de nacionalista italiano. El falso marqués cuenta su historia y le pide al reportero que no la divulgue hasta que el esté muerto, o se lo autorice, y para tal efecto el “Marqués” mandará una carta en el día del aniversario de su encuentro. Si deja de recibir esa carta podrá publicar la increíble historia que hoy es un muy buen libro.

La historia también habla de la presunta vida del falso marqués quien hace su aparición en la sociedad argentina, ávida de personajes galantes y de realeza. Valfierno vive de vender cuadros falsos que pinta un copista llamado Yves Chaudron, cuya maestría termina por levantar sospechas, no de que los cuadros son falsos, sino robados y revendidos como mercado negro. Así Valfierno tiene que huir a Paris, donde sigue viviendo de ese personaje ficticio y planea una nueva estafa, quizá una de las más grandes de la historia.

Resulta muy curioso, pero nada sorpresivo, que el autor del libro, Martín Caparrós, haya tomado a Eduardo de Valfierno como inspiración del libro que ganara el premio Planeta en el 2004. Caparrós nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1957. Comenzó su carrera periodística en el desaparecido diario Noticias en 1973. Entre 1976 y 1983 vivió el exilio en París (al igual que Valfierno) donde se licenció en Historia en la Sorbona. Ha dedicado más de 30 años a la escritura y ha hecho novela y crónica. Sus temas tratan de la dictadura en Argentina, de la vida en Europa, de sus viajes y vivencias. Así sucedió con su libro “El Interior” (2005) en donde se subió a un Renault y comenzó a viajar por toda Argentina.



Al final, el lo que quiere es contar las cosas. En una entrevista para eBlog (www.eblog.ar) comentaba: “Por momentos tengo la sensación de que ya escribí suficientes crónicas. Y en algún momento pensé que esta de El Interior iba a ser como mi última crónica. Que ya está bien, que ya hice lo que tenía que hacer en ese campo. Y que cuando terminara esto iba a terminar con este género. No estoy tan seguro de que lo haga, porque me da un poco de pena, porque después siempre aparece algo que me dan ganas de contar. Sería tonto cerrar una puerta, ¿para qué? Pero un poco tengo esa sensación, como que si sigo haciendo esto voy a empezar a repetirme más de lo que me gustaría”.

Y por ese gusto de contar las cosas, nos trae un relato que arranca sonrisas ante el ingenio de las situaciones, que gusta por la naturalidad de sus diálogos y que sorprende a quién aun no conoce la historia del cuadro.

Prometo, a quién decida leerlo, que no se va a arrepentir de dedicarle algunas horas a Matrín Caparrós y a su Gioconda.