05 octubre 2012

Luna llena en las rocas


Título: Luna llena en las rocas
Autor: Xavier Velasco (México D.F.,  1964 -)
Editorial: Cal y Arena (Versión original), Alfaguara (Versión recargada)
País: México
Fecha de la primera edición: 2000 (versión original), 2005 (versión recargada)


Me sucedió a finales del 2004. Alguien en la radio hablaba de Xavier Velasco y mi mujer lo escuchó. Hablaban en sí de su novela “Diablo Guardián” que había sido un éxito tras haber ganado el premio Alfaguara 2003. Desde luego tan buena crítica hacía que fuera un regalo de Navidad digno de lectores ávidos de novedad y que no le hacen el fuchi más que a alguna novela rosa. Fue así como este autor me dejó una marca en los ojos y en la memoria.

Un par de años después, sin previo aviso o motivo, mi esposa llegó con otro regalito. “Ya sacó otro… a ver como está”. En la portada de “Luna Llena en las Rocas” una mujer de pelo verde y strapless rosa me coqueteaba invitándome a una noche en la ciudad. A la hora de abrir el libro, en la segunda página se muestra el título completo de la obra: “Luna Llena en las Rocas;  Crónicas de antronautas y licántropos”. Y entonces no pude más que exclamar “Este güey si está loco”. Lo que confirmé en las siguientes doscientas noventa páginas.

Cada relato incluido en este libro trata de alguna fiesta, de algún antro o de alguna salida noctámbula. Cada crónica tiene su reflexión. Cada cuento es todo un compendio de sarcasmo y humor ácido. Y en sí todo el escrito podría usarse como un legado de frases célebres.

Xavier Velasco no dejó piedra sin voltear a lo largo de muchos años de vivir la noche, y nos cuenta de burdeles de Acapulco y de Aguascalientes, dónde nos ilustra: “Contra lo que nos enseñaron en el último retiro espiritual, la carne no es débil. Por el contrario, es poderosísima”. Y en contraste, pasa revista al típico bar donde los oficinistas van a perder parte de la quincena y a relajar el alma. De un relato al otro puede haber saltos tan fabulosos, como cuando cuenta que terminó en un local en el centro de la ciudad de México donde hay actos sexuales en vivo, y después nos dice “Todo adulto es un niño descompuesto”  al inicio de un relato en el que a través de las noches de jueves del Papalote museo del niño podemos recuperar una niñez casi perdida.

Estas crónicas me llenaron de curiosidad y comencé a seguir un poco más de cerca al autor, a entrar en su blog y su página web para descubrir e intentar descifrar un poquito a este autoproclamado hombre lobo.

Lo primero que descubrí es que “Luna llena en las rocas” nació en el año 2000 con pocas copias vendidas. Luego tras el éxito rotundo de “Diablo Guardián”, Alfaguara saca una nueva versión del mismo libro, pero ahora con más relatos y correcciones del mismo autor.
El tocayo Velasco comienza a escribir desde los nueve años porque era su fuga de las clases. La otra cosa que lo apasiona son las bandas de Rock, y se convierte en narrador de algunas, escribiendo así en algún momento “Una banda nombrada Caifanes” y “Los hijos de Ziggy Stardust”. Su trabajo más extenso ha sido como columnista. Escribió para el diario unomasuno  en su columna “Sábado”. Ha publicado casi en cualquier periódico, y ha comentado casi de cualquier cosa, pero siempre con un sesgo a la vida de la noche y a la música. Es más, tan intenso y prolifero es que llego a escribir una columna llamada “Música para hacer el amor” bajo el pseudónimo de Virgina Wet.

Hay dos perrazos que comparten su vida y vivienda. Estos dos gigantes de los pirineos (esa es la raza) salen en muchas de las fotografías que pretenden dar a conocer la fisonomía del autor, y es fácil adivinar que no hay en su vida un amor más fiel que el que se profesan los tres.

Sarcástico, ácido, urbano, intenso. ¿Cuántos adjetivos más podríamos dale a su forma de escribir, y probablemente de ser?

La recomendación del libro la hago para aquellos que crean en el sarcasmo como expresión y modo de vida.  Pero con advertencias importantes. Para algunas personas resultará cansado leer este libro de corrido. Creo pues que vale la pena tomarlo en dosis pequeñas. Quizá un relato por semana, solo por el gusto de afilar la lengua y saber que hay alguien más cínico que uno mismo.

También vale la pena complementar el libro con otro material, que no está incluido entre las páginas ya citadas: en la página de internet www.fullmoontonic.com hay una sección para “Luna llena en las rocas” y aun más adentro hay una que se llama v.s.o.p. Hay que leer el relato donde Arturo Pérez-Reverte es tomado de la mano y llevado a caminar las calles del centro de la ciudad de México junto con este antronauta. Al final, todo es literatura.

Otro material que verdaderamente vale la pena, es una entrevista  que le  hicieron en el periódico Excelsior, el 25 de Marzo de 2009. Las diez preguntas de la entrevista fueron elegidas de entre más de trescientas que enviaron sus fans a manera de concurso.

“¿Cuantas horas tiene la noche? Para los veladores nunca más de doce, Mas a los rojos ojos del noctámbulo extremo, la noche tiene por lo menos diecisiete horas corridas…”

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